VILLA DE LEYVA
Llegué a Bogotá con la idea de coincidir con María a su llegada. Finalmente se retrasó María y tuve que inventarme un plan alterno que me llevó a Villa de Leyva. La llegada a Bogotá fue un poco accidentada, llegué al centro sin tener idea de lo grande que era la zona, creo que me acostumbré a un mes y medio de pequeñas ciudades y pueblos. Caminé y busqué hotel y me topé con un señor de traje que me ayudó a encontrar un lugar y me contó la historia del centro. Muy extraño pero al final quedé en un hotel decente, con tv y baño. Finalmente partí a Villa de Leyva, pasando primero por otro pueblo, una ruta no directa, ubicado en la Provincia de Ricaurte del departamento de Bocayá, llegué y me tomé mi tiempo para encontrar donde quedarme. Finalmente opté por un buen hotel, con todas las comodidades, muy bonito.


Era el único huesped (o al menos casi nunca vi a ningún otro). El pueblo es realmente bonito, con arquitectura estilo colonial, pequeño, pero con una plaza principal enorme y donde puedes relajarte, tomarte un café, caminar por las calles empedradas. La gente es muy amistosa. Aproveché para ir caminando (son varios kilómetros de carretera) a ver el fósil de un dinosaurio y un poco de paleontología en la zona (Museo del fósil, donde hay un esqueleto de un dinosaurio marino).
También fui sin éxito a ver una granja de avestruces, aunque en el camino comí granada y vi bonito paisaje. Ahí pasé los días básicamente leyendo y comiendo, muy relajado para pronto llegar a Bogotá y empezar a caminar por Sudamérica junto a María.
